Insertos en una sociedad cada vez más automatizada y llena de industrias, donde “desechar” prima en beneficio de la optimización del tiempo, es trascendental detenernos en una reflexión profunda con nuestros estudiantes, para transmitir con fuerza la necesidad de proteger nuestro planeta.
El mundo entero hace un llamado, pero este grito de ayuda, es individual, dirigido a cada uno de nosotros, quienes con nuestras propias manos, podemos y debemos construir un futuro para las nuevas generaciones.
Es por esto que en nuestro Colegio, impulsamos y vivimos proyectos ecológicos, orientados a ser “acción” en esta ardua tarea. Y así, con la esperanza puesta en el mañana, hoy nos encontramos elaborando bolsas ecológicas, construidas a partir de poleras que ya no se utilizan y ladrillos ecológicos, que en su interior contienen el plástico que se desecha de nuestras tareas diarias y que tienen un sinfín de usos.
Y cuando trabajamos en esto, también transmitimos que el medio ambiente no solo lo conforman los animales, las plantas, el aire, el agua o el suelo, también lo constituyen las personas con sus diferentes culturas, tradiciones, relaciones y valores. El medio ambiente también lo cuidamos respetándonos y viviendo en paz, trabajando juntos por proyectos en común, pensando nuevas ideas a diario, ejecutando tareas sencillas como apagar las luces de las salas que no estamos usando, cerrando bien las llaves del agua, reduciendo el uso de plásticos y protegiendo nuestro entorno, sobre todo el de nuestro Colegio, inserto en un espacio privilegiado, con el volcán Villarrica de testigo, que nos recuerda todos los días, que la Tierra es perfecta para todos nosotros, pero que solo tenemos una.